Conclusiones

Las revoluciones de 1989 en la Europa oriental habían supuesto un acontecimiento histórico de múltiple resonancia. Por un lado, constituyeron el derrumbe de los sistemas comunistas construidos tras 1945, por otro, significaron la pérdida de la zona de influencia que la URSS había construido tras su victoria contra el nazismo y que muchos no dudaban en denominar "imperio soviético".


La guerra fría, el enfrentamiento que había marcado las relaciones internacionales desde el fin de la segunda guerra mundial, va a terminar de una forma que nadie se hubiera atrevido a pronosticar unos años antes, por el derrumbe y desintegración de uno de los contendientes. El fin de la guerra fría y la desaparición de la Unión Soviética son dos fenómenos paralelos que cambiarán radicalmente el mundo.

Durante los últimos cincuenta años, el mundo vivió la llamada Guerra Fría, en la cual las naciones se dividieron en dos bloques liderados por la OTAN (1949) y el Pacto de Varsovia (1955) que, no estando dispuestos a enfrentarse en una guerra nuclear, dirimieron sus intereses en los países periféricos. Hasta la caída del Muro de Berlín (1989), las guerras revolucionarias y de descolonización fueron una constante.
En la actualidad se considera que Europa ha superado la Guerra Fría. Se vive un período de distensión internacional en el interior del continente y de coexistencia pacífica en el resto del mundo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario